Los síntomas de las cataratas incluyen visión borrosa, dificultad para ver con luz brillante, deslumbramiento, halos alrededor de las luces, y una percepción de colores más apagados o amarillentos. A medida que la catarata progresa, la visión se va deteriorando gradualmente, lo que puede dificultar tareas cotidianas como leer, conducir de noche o ver televisión. En sus primeras etapas, las cataratas pueden no presentar síntomas evidentes, por lo que los exámenes oculares regulares son clave para su detección temprana.
Cuando los síntomas de las cataratas afectan significativamente la calidad de vida y la visión del paciente, la cirugía de cataratas se convierte en la solución más efectiva. Este procedimiento consiste en extraer el cristalino opaco y reemplazarlo con un lente intraocular (LIO) que mejora la visión. Los pacientes que se someten a la cirugía suelen experimentar una mejora notable en su capacidad visual, lo que les permite retomar sus actividades cotidianas sin restricciones.